Desde hace algunos meses he estado viendo un melodrama japonés sobre una joven que deja su prefectura —podría decirse que es como un estado o departamento— para ir a la ciudad de Tokyo a trabajar. En un episodio ella aparece hablando con quien es su jefa.
La joven le comenta a su jefa lo triste que se siente por haber dejado su casa; además le cuenta que su papá había desaparecido y nadie sabe en dónde se encuentra.
La jefa la mira y le dice: Yo no sé si dios existe. Lo que sí sé es que uno tiene que intentar ser feliz. Si dios existiera le gustaría que fuéramos felices.
La forma en que lo expresó me dejó pensativo, después de todo es la primera vez que escuchaba decir eso en un contexto cultural diferente al mío.
Sé que Japón no es una sociedad religiosa. En esta frase pude ver con claridad a una mujer agnóstica. Lo que me gustó de esta frase fue expresar que no es necesario creer que dios exista para ser feliz.
Al fin y al cabo vivir nuestra vida es nuestra responsabilidad. Nadie más puede vivir nuestra vida, esto nos toca a nosotros vivirla.
Vívela al máximo.
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