De pequeño me crié en un hogar evangélico. Asistí a varias congregaciones de mi país, incluso estudié en los últimos años, antes de ingresar a la universidad, en un colegio cristiano. Alguno quizá se preguntará ¿qué sucedió? ¿por qué dejé mi fe? bueno, en otras entradas a este blog he respondido esta parte.
En esta ocasión quiero tomarme el tiempo para opinar sobre la parte positiva de la religión desde la óptica humanista.
En una ocasión una persona me preguntó si no extrañaba la iglesia. Mi respuesta fue que sí, sí hay algo que extraño. La comunidad de amigos.
Algunos me llegan a decir que en realidad extraño a dios, pero la verdad es otra. La mayor parte de mis amistades son cristianas, y el tener un grupo de amigos que te apoyan es algo que todo ser humano necesita.
Lo positivo en la religión es contar con una comunidad que te apoya. Estoy en contra de las creencias religiosas que fundamentan las creencias con fe, sin embargo, estoy a favor del interés —no sé si será desinteresado— que muestran por quienes llegan.
El ser humano necesita de una mano amiga, de un oído que lo escuche y de amigos con quienes compartir. Esa comunidad la provee la religión.
Como mencioné al inicio, quiero enfocarme en la parte positiva. Recuerdo que el grupo de amigos de la iglesia siempre estaba dispuesto a apoyarse entre sí. Tengo dos amigas que a pesar de mi escepticismo continúan siendo mis mejores amigas. Tengo amigos con quienes continúa la amistad, pero ya un tanto alejada. Y por supuesto que perdí muchas amistades. Bueno si se le puede decir perder, ya que el valor de las personas no está solo en su conjunto de creencias.
En conclusión: ¿hay algo positivo en la religión? sí, si lo hay. De la misma forma que hay cosas positivas y negativas en las personas que no creemos.
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