¿En dónde están los sanadores de la fe? (COVID-19)




El año 2020 ha sido, sin lugar a dudas, uno de los que ha generado mayor impacto en lo que va del milenio derivado de las consecuencias de la pandemia por la enfermedad ocasionada por el virus COVID-19.

El impacto es sustancial. Las consecuencias son vívidas en diferentes áreas: social, económica, académica, entre otras, pero en especial en la salud; miles de personas han resultado infectadas por este virus, la gran mayoría se ha recuperado, pero lamentablemente miles han fallecido.

Al ver esta situación tan desoladora por la que estamos atravesando me pregunté: ¿Dónde están los sanadores de la fe?

Aquellos eventos a los que asistían miles de personas, donde muchas aclamaban haber sido sanadas de enfermedades incurables, ahora son cosa del pasado. El distanciamiento social ha provocado que estos «sanadores de la fe» se rindan ante un agente infeccioso tan diminuto que ni siquiera el gran poder —que dicen tener por parte de dios— lo han podido detener.

Si en esas cruzadas de sanidad dicen haber curado a personas de enfermedades crueles como el cáncer hasta haber levantado paralíticos... ¿Qué evita que hagan algo ahora? La respuesta más honesta que puedo encontrar es que nunca han podido hacerlo desde el inicio. Todo lo que ellos hacen cae en el campo de efectos placebo. Creer y poder son dos conceptos diametralmente opuestos.

¿Dónde están esos sanadores de la fe? La mayoría están detrás de cámaras «decretando» que el virus será barrido por el poder —uno dijo que por el soplido— de dios, pero andan por las calles con mascarillas y guantes como cualquier persona. 

¿En dónde no están los «sanadores de la fe»? En los hospitales curando a aquellas personas cuya enfermedad les provocó una neumonía que los obligó a estar conectados a un respirador, sedados, sin familiar alguno que los pueda visitar. 

¿Por qué no están sanando a las personas? En respuesta mía es por que no pueden, esto es algo que solo pasó, es algo natural para lo que nuestro sistema inmunológico no estaba preparado. En respuesta de un «sanador de la fe»: "Los caminos de dios son misteriosos. Nos está llamando a acercarnos más a él".

Por fortuna hay grupos de científicos, que sin considerarse sanadores, están trabajando día y noche por encontrar una vacuna. Hay miles de médicos y enfermeras que están frente a los pacientes, saben que un descuido los podría infectar.  Éstas son personas que sí están haciendo algo por detener el virus. 

Esta experiencia que nos ha tocado vivir deja en claro lo inservibles que son los «sanadores de la fe». 



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