«¿Tan solo tienes que tener fe?» es una de las expresiones qué más he escuchado de personas con buenas intenciones para animarme a dar un paso en algo que, de acuerdo con las probabilidades, tengo mucho que perder.
A efectos de tener el contexto, el caso es el siguiente: por infortunio, o suerte quizá, nací con una condición hereditaria que tiene una probabilidad del 50% de pasarse a las siguientes generaciones; incluso saltándose una, es decir, mi descendencia inmediata no, pero la de mis hijos sí. Como cereza al pastel, existe una probabilidad del 85% si mi descendencia nace con la condición que su caso sea peor que el mío.
Debido a esta condición tomé la decisión de no tener hijos por el riesgo que puede conllevar que nazcan con la condición. «Dios puede evitar que eso pase. Solo tienes que tener fe».
Por un momento dejaré de lado lo que muchos me dicen: «Ajá... por eso es que dejaste de creer en dios, porque naciste con esa condición. Lo que no sabes es que esa es una prueba...». Este no es el punto; el punto es marcar la diferencia entre la fe y las probabilidades. Para iniciar pongámonos de acuerdo con los conceptos.
La Fe, de acuerdo con hebreos 11 versículo 1, se define como: «Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». De hecho el capítulo entero da una definición más extensa de lo que esta significa para un creyente. Más adelante en el versículo seis expresa: «Y sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que lo buscan». En este punto hago énfasis en la parte de: «quién se acerque a dios debe creer que él existe».
De aquí surge otra palabra clave: «creer». Creer es considerado un sinónimo de fe. El diccionario define esta palabra como: Considerar una cosa como verdadera o segura o pensar que existe, sin tener pruebas de su certeza o un conocimiento directo de la misma. Por el momento definamos la Fe como creer que algo puede ocurrir o que existe, sin tener pruebas ni evidencia.
Las probabilidades son definidas como: «Cálculo matemático de las posibilidades que existen de que una cosa se cumpla o suceda al azar». En otras palabras las probabilidades es un cálculo que permite cuantificar la posibilidad de que un evento ocurra. Nos da una perspectiva realista de qué podríamos esperar.
La diferencia entre la fe y la probabilidad se va clarificando. En la fe solo es necesario creer, pero las probabilidades requieren de un análisis para cuantificar la posibilidad de ocurrencia. La probabilidad se refleja en términos porcentuales. Así como en el caso de mi condición, sé que la probabilidad de que mi descendencia herede la condición es del 50%, que es el equivalente a lanzar una moneda y decidir: si cae cara nace con la condición; si es escudo nace sano.
Debo insertar un concepto adicional para que podamos dar otros ejemplos. El concepto de «hecho»; cuya definición puede ser es una cosa que ocurre o sucede por que sí. Por ejemplo, sabemos que que si te tiras de un avión a 10,000 pies de altura, sin paracaídas, morirás. Eso es un hecho. La probabilidad de salvarte es ínfima. Históricamente se conoce de dos personas: Alan Magee y Vesna Vulović. Además, si sobrevivieras las consecuencias neurológicas serían graves.
La fe dirá que si creo lo suficiente en dios mis hijos nacerán sanos, no obstante, no importa la cantidad de fe siempre se lanzará la moneda. Y si por suerte nace sano, el gen seguirá. El pero pensemos en otros ejemplos y pongamos a prueba la fe y las probabilidades.
Una persona con diabetes tipo 1 puede tener una vida normal si y solo sí sigue su tratamiento y hace cambios saludables. Tiene una probabilidad alta de tener una vida estable, no obstante, han habido casos donde pacientes reportan que un pastor les dijo que tenían que tener fe por que dios los había sanado, entonces abandonan el tratamiento.
Al abandonar el tratamiento vienen las consecuencias como problemas renales, pérdida de extremidades, entre otras.
La fe es solo un deseo de que algo que ocurra, pero estar consciente de las probabilidades nos puede ayudar a tomar una mejor decisión.
Por último. Si un resultado es un hecho, no importará la cantidad de fe que tengas, el evento ocurrirá.
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